Profesor José Vargas: 13 años de compromiso como líder de la Sochid

Profesor José Vargas.

El ingeniero civil José Vargas cuenta sobre su trayectoria profesional y académica de más de 40 años, repasando sobre políticas públicas, investigación, docencia, trabajo en terreno y sus ocupaciones actuales, ahora que está semiretirado, según se define él mismo.

Está nervioso, confiesa el profesor José Vargas al comenzar esta entrevista para la Sociedad Chilena de Ingeniería Hidráulica. Estos encuentros con destacados ingenieros hidráulicos fueron promovidos por él para “hacer algo nuevo”, que es lo que persiguió cuando fue presidente de la Sociedad.

Vargas es ingeniero civil y doctor en Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción y vivió su infancia en Valdivia y en Temuco. El terremoto de 1960 lo encontró a sus casi 5 años en Valdivia. “Creo que son los primeros recuerdos de niño. Seguramente fueron tan impactantes que…, pero es como una película en blanco y negro, la tengo borrosa, pero eso es lo que recuerdo y abrazado a las rodillas de mi papá, que después me recoge y me lleva”, rememora.

En 1973 llegó a la ciudad penquista para comenzar a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Concepción, donde hace clases desde 1980. Ha dictado los cursos de Mecánica de Fluidos, Hidráulica I, Hidráulica II, Hidrología, Introducción a las Ciencias Ambientales, Hidrología Avanzada, Obras Hidráulicas, Proyectos de Obras Hidráulicas e Ingeniería Hidráulica. Hoy dicta solo el curso Obras Hidráulicas, porque está “semiretirado” de la docencia, según explica y agrega que se dedica también a la consultoría y a sus pasatiempos.

Fue presidente de la Sochid entre el 2008 y 2021, el periodo más largo en la historia de la sociedad. Durante el ejercicio del cargo, se convirtió en presidente de la IAHR (Asociación Internacional de Ingeniería e Investigaciones Hidro-Ambientales) a nivel latinoamericano.

Hoy, como director honorario de la sociedad, repasa su trayectoria profesional, académica y literaria.

 

Hidráulica y políticas públicas

¿Por qué decidió hacer su carrera en el área hidráulica?

Me gustó a partir de algunos ramos, a veces uno muestra habilidades para las que estaban relacionados con los fluidos, como Termodinámica, Mecánica de Fluidos e Hidráulica, Me fue muy bien en Termodinámica, muy bien en Mecánica de Fluidos y muy bien en Hidráulica. Además de que me iba bien, me gustaba, por eso decidí irme por esa línea.

¿Hay algún profesor que haya sido su referente o mentor y por qué?

Mi mentor fue Víctor Aros. Él enseñaba los cursos de Hidráulica e Ingeniería Hidráulica. También influyó en mí Ventura Cerón y posteriormente ya recién recibido, Luis Ayala. Hay una diferencia en la Ingeniería Civil en lo que son las estructuras, la mecánica de suelos, que en general son cosas que no se mueven, pero más bien son estáticos los estudios, pero cuando uno habla de mecánica de fluidos, de hidráulica, ve cosas moverse y las puede ver moverse en la naturaleza. La diferencia es que las estructuras se mueven, pero cuando se mueven es porque se pueden caer.

Dentro de la tesis doctoral y en otros trabajos suyos, una línea importante de investigación fue la calidad del agua. ¿Por qué se concentró en ese tema?

Tenía que hacer un aporte al estudio del medio ambiente y a mi modo de ver, la forma de relacionar la parte ambiental con el agua es fundamentalmente a través de la calidad del agua. Entonces como hice mi tesis y dediqué harto tiempo al estudio de la calidad del agua en ambientes naturales y el efecto de la antropización en la contaminación del agua, me preocupé de eso algún tiempo, pero creo que anduve desfasado con respecto a lo que ocurría en Chile (…). Me encontré en un momento como que no estaba hablando con nadie, estaba adelantado.

¿Qué temas le interesan actualmente?

Evaluar adecuadamente recursos hídricos en ciertas áreas que cuentan con pocos datos reales. Por ejemplo, me he concentrado en cómo evaluar recursos hídricos en la Patagonia y también en el norte, precipitaciones en zonas con escasa presencia. Ese tipo de casos es más complejo, porque casi todos sabemos y utilizamos nuestros conocimientos de La Serena a Puerto Montt lo que es la hidrología clásica, en la que se aplican todas las leyes a todas partes, pero en la Patagonia no se cumple mucho y en el norte menos, porque en la primera zona de la que hablaba, de La Serena hacia el sur, las precipitaciones son básicamente frontales, o sea llueve en toda un área una gran cantidad de agua. En cambio, en el norte, por ejemplo, las precipitaciones son convectivas, son muy concentradas, de corta duración en una zona muy pequeña. En el sur nos cambia completamente el mundo, en la Patagonia. En la zona central estamos siempre pensando: mar, pequeños cerritos, valle central y cordillera. En la Patagonia tenemos mar, cordillera, planicie, entonces es otro mundo.

¿Le parece que en Chile hay un déficit de datos reales de ciertas cuencas?

Sí, faltan datos. Si uno lo mira con respecto a índices de países desarrollados, vale decir estaciones meteorológicas por kilómetro cuadrado, estaciones de medición en ríos por kilómetro cuadrado de cuenca, estamos muy por debajo de eso, aunque existe información satelital y de satélites meteorológicos que pueden cubrir eso, pero siempre la información in situ es la más importante.

¿A qué cree que se debe eso?

Creo que hay un desfase entre investigación científica, relacionada con recursos hídricos en Chile y lo que realmente se necesita. Hay una brecha súper importante. Fui redactor principal de algunos informes hechos con el Conaphi-Chile, el Programa Hidrológico Intergubernamental Unesco-Chile sobre investigación en recursos hídricos. Nos dimos cuenta hace unos 15 o 20 años atrás que, por un lado, están los problemas; por otro lado, lo que piensan las personas que son los problemas y una tercera pata que es lo que se investiga. (…) A mucha gente, principalmente investigadores jóvenes, les interesa publicar investigaciones en revistas de alto impacto. Les interesa publicar, no investigar, por lo que no necesariamente tiene que ver con el desarrollo del país.

¿Cuáles le parece que son los principales problemas o desafíos en recursos hídricos?

Las políticas públicas. La política pública tiene que ir en un sentido y a partir de ahí se definen las necesidades de investigación, no al revés. Si uno lo piensa, muchas veces es todo al revés. Yo siento muchas veces que la gente joven, definitivamente más joven que uno, cree que lo que estudió afuera hay que imponerlo en Chile a la fuerza, sin ver si es necesario o no.

En sus trabajos ud. ha establecido que el primer paso para un manejo sustentable del recurso hídrico es establecer metodologías prácticas para cuantificar de manera rápida la cantidad de agua disponible. ¿A su juicio, cuáles serían esas metodologías?

Hace algunos años atrás utilizamos un método que avanzamos harto, que se llama regionalización hidrológica, porque uno puede trasladar los datos de una cuenca que tenga datos conocidos a una cuenca que tenga similitud de varios parámetros (…) Cuanto más profundicemos el método, podemos saber realmente cuántos recursos hídricos tenemos disponibles (…) Y otra cosa que yo creo que es importante aportar a las políticas públicas es el uso del territorio, que haya mayor planificación a nivel de uso de cuencas y que pase esa planificación por el uso adecuado del recurso hídrico. Hay que tener una mirada más integral.

El otro punto es hacer uso eficiente del agua, uso en el hogar, los baños con dos teclas en el WC, duchas cortas, todo eso. Educación.

Ha trabajado mucho en terreno a lo largo de su trayectoria profesional. ¿Personalmente qué prefiere, el trabajo en terreno o en laboratorio?

El profesor José Vargas en la casa donde pasa su tiempo libre.

Esencialmente, la investigación académica que hice fue en terreno, con datos de terreno, o sea pasearme por la Patagonia buscando datos, pasearme por otras partes, zona central también. Y en la parte profesional, trabajando con muchos datos en la parte técnica, datos reales, que finalmente uno los utiliza en sus cursos. El terreno es otra cosa. Incluso ahora algo más personal, yo creo que nos pasó a todos, este último periodo, estar encerrado dos años, yo tengo una parcelita donde me voy todos los viernes, todos los fines de semana y me han dicho que revivo, llego allá y soy otro. Tenemos una casita, tenemos una buena visión de la cordillera y ver la cordillera con nieve, ver la naturaleza, es otra cosa. Así que me encanta eso del terreno. Aunque hay que tener buen estado físico también, ser buen caminante, estar en forma. (…) Enfrentar problemas, resolver en terreno es mucho más motivante.

 

Carrera académica

¿Qué lo motivó a ser profesor?

Se dio, creo yo. Cuando postulé primero a ser ayudante, me preocupé mucho de hacer buenas prácticas a mis compañeros que eran un poquito más jóvenes que yo y ahí me di cuenta de que tenía cierta facilidad para explicar cosas y después se fue dando, dando, dando y cuando llegó el momento de terminar, me dijeron que postulara, porque se retiraba un profesor. Postulé y quedé en la U. De ahí me sentí cómodo en aprender. Al principio cuando uno comienza como profesor, como ayudante, en ese tiempo, la carrera académica era más lenta de lo que es ahora, haciendo los ejercicios, las prácticas, es increíble como uno refuerza sus conocimientos repitiendo cosas y uno vuelve a aprender. No puede evitar estar actualizándose.

¿Qué cambios ha visto en el proceso académico?

El alumno actualmente es muy cómodo. A pesar de que tiene toda la información en un celular, tiene todo, tiene bibliotecas, que no ocupa adecuadamente y es muy cómodo. En la media el alumno actual es más malo que el de antes, pero sigue habiendo alumnos muy destacados en la media. (…) He visto también que los muchachos actuales, los ingenieros más nuevos no tienen la memoria y la capacidad de deducción de ecuaciones, sacar un papelito y rayar como éramos nosotros, sino todo, ‘a ver espere, espere un momentito’ y empiezan a mover el teléfono. Si hay una caída de internet, de señal o se pierde el internet, no funciona. A grandes rasgos, están muy cómodos, pero no significa que no haya tan buenos como antes.

 

Un presidente de región en la Sochid

La Sochid también ha formado parte importante de su trayectoria. ¿Cómo llegó a hacerse socio?

Yo creo que fue el 81, porque fue el Tercer Congreso de Ingeniería Hidráulica Nacional en la Chile en el Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales (Idiem). Tenía la influencia de este profesor que era Víctor Aros y fuimos, había escuchado de Francisco Javier Domínguez y lo vi, un viejito, debe haber tenido no sé, 90 u 85 años, lúcido, caminaba dificultosamente, pero lúcido. Eso me estimuló mucho. Conocí a otros: Luis Ayala, Eduardo Varas, Bonifacio Fernández, Ramón Fuentes, Alejandro López y muchos otros, personas que en ese entonces a uno le sonaban con nombre y lograba conocerlos y a la larga yo me hice amigo de ellos.

¿Cuál era su objetivo como director de región?

Con el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, con motivo del XXVII Congreso Latinoamericano de Hidráulica de la IAHR, en 2016.

Quería lograr un capítulo regional de Sochid, que los hidráulicos de aquí de Concepción pudiéramos juntarnos, pero me llevé una sorpresa, porque en la primera reunión de directorio alguien había sugerido que yo fuera presidente. Me presentaron y había personas destacadas, colegas jóvenes que posteriormente han tenido carreras muy destacadas, y fui elegido. Yo pregunté ‘pero ¿cómo yo?’ ‘Bueno es que nos han dicho que eres un gestor que puede hacer cosas, que le gusta hacer cosas, el hecho de que estés acá y vengas de Concepción’. Y quedé, asustadísimo, yo vine aquí a ser uno más y me dejan de jefe.

El 2014 se hizo el Congreso Latinoamericano. Me tocó ser presidente de la IAHR (International Association for Hydro-Environment Engineering and Research (IAHR)) a nivel latinoamericano, por culpa de ese congreso. Lo impulsamos, fuimos a pelearlo con los peruanos y lo logramos para el 2014. Un esfuerzo sobrehumano, pero lo logramos hacer. (…). Yo creo que tuve una virtud de elegir las buenas ideas que me planteaban, acogerlas, hacerlas mías y empujarlas.

¿Cómo le gustaría ser recordado como expresidente de la Sochid?

Como alguien que trató de hacer lo mejor que pudo. Con eso me bastaría. Fíjate que hay una cosa, que no había sacado la cuenta. En la última asamblea que yo tuve y de quien vino lo agradezco más todavía. Bonifacio Fernández dijo ‘y el Pepe que ha viajado al menos 100 veces desde Concepción’, se equivocó, porque fueron como 150. No lo tomé como esfuerzo como dijo el Boni, que me había esforzado mucho, sino que lo tomé como un deber que debía cumplir. Si dije que quería ser director de Sochid, tenía que aceptarlo con todo y lo hacía con gusto, con empeño, porque había aceptado voluntariamente esa responsabilidad.

 

Tiempo libre

¿Cuáles son sus pasatiempos?

La lectura, ese es mi hobby esencial. La lectura y por ende escribir. No escribir, tratar de escribir.

¿Qué le gusta leer?

De todo. Me gusta la ficción, me gusta la novela negra, me gusta la filosofía y la historia. Básicamente eso. Hace algún tiempo atrás, yo pensaba que leía harto, entonces decidí hacer un listado de los libros que leo para ver cuánto leo. Leo más o menos entre 30 y 40 libros completos al año. O sea, 4 o 3 libros por mes. Me hago una obligación el leer y una necesidad. Mi madre, que falleció el año pasado, decía cuando era adolescente: ‘el Pepe siempre está leyendo’.

Dijo que su otra afición era intentar escribir. ¿Sobre qué escribe?

Intentar escribir ficción. Escribo para mis amigos, historias cortitas. Algún día espero concursar. De hecho, concursé mucho tiempo atrás, pero se perdió eso. Tanto tiempo atrás que fue hace 50 años, en un concurso que hacía la Vicerrectoría de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. En el año 72, se perdió todo, saqué una mención honrosa y no me quedé con ningún texto de esos. Después me convertí en ingeniero así que me convertí en otra cosa. Son relatos simples, de historias que me contaron y trato de convertirlas en algo legible, parecido a lo que leo.

 

En conclusión

Para cerrar esta entrevista, ¿hacia dónde debiera dirigirse el futuro de la ingeniería hidráulica?

Yo creo, que toda la ingeniería tiene un fin social, mejorar la vida humana, la vida del hombre en la sociedad. De acuerdo con eso debería buscar o propender a la mejor utilización de recursos hídricos y ver las herramientas para que los recursos hídricos fueran mejor usados. En el fondo dije mucho y no dije nada. Pensar que la ingeniería es finalmente para la sociedad. Ese es el fin último, mejorar la convivencia de la sociedad.

 

 

 

 

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