Joaquín Moris y las nuevas caras de Hidráulica

Merecedor del Premio SOCHID 2017 debido a sus logros como estudiantes, Joaquín Moris comienza en estos días sus estudios de Doctorado en Notre Dame, Indiana. Quisimos conocer un poco más de Joaquín, a través de una breve conversación, principalmente sus opiniones sobre la carrera, la enseñanza y el panorama que atraviesa hoy la investigación en Chile.


¿Joaquín, cómo te interesaste en la ingeniería hidráulica? ¿Cuáles fueron las razones que te hicieron elegir ingeniería al postular a la universidad, y porqué, luego, la hidráulica? ¿Alguna razón para que fuera la UTFSM?

Yo creo que no fui muy diferente a la mayoría las personas que desean entrar a ingeniería. En el colegio me iba bien en matemática, tenía habilidad para aprender rápidamente, también se me hizo fácil aprender física. Entonces viene a la mente seguir en la Universidad y estudiar Ingeniería.

Supongo que se supone que uno después gana buen sueldo y tiene cierta estabilidad frente a otras carreras. Eso lo digo de manera sincera. Estuve entre Ingeniería matemática, Civil… todas las grandes ramas pasaron por mi mente. Pero al final terminé eligiendo ingeniería Civil.  Después de investigar, me di cuenta de que es una rama de la ingeniería en la que uno contribuía de manera concreta a la sociedad: construía obras, construía, cosas grandes. Plasmar lo que uno estudiaba en cosas tangibles, tangibles de gran escala. Eso me llamaba harto la atención.

Era un desafío grande, jamás pensé que iba a ser capaz de aprender la mecánica, la dinámica de un edificio, o entender las ecuaciones, la mecánica de los fluidos. A medida que uno va avanzando en la carrera, poco a poco comprende los diferentes conceptos. Y así entre todos esos conceptos, el que más me llamó la atención fue la mecánica de fluidos. Específicamente en un curso de mecánica fluido que tuve en tercer año, justo después de mecánica de sólidos, me di cuenta que esto eso era lo que me gustaba.

Me llamaba mucho la atención la condición de que el elemento que uno analiza, el elemento diferencial que no tiene la rigidez de un sólido, se puede deformar, y ahí las ecuaciones cambian y no tienen soluciones analíticas en todos los casos, aparecen términos no lineales. Eso me pareció muy interesante desde el punto de vista de un desafío. Después aprendí que las soluciones a estos problemas son numéricas, pero que tienen otras complicaciones…

¿Cómo fue la decisión de seguir con estudios de postgrados, tanto como el magister y el doctorado, y también para escoger el tema de investigación?

Fue en mi intercambio a Milán, donde tomé un curso básico de hidráulica marítima y encontré soluciones elegantes a las ecuaciones. Me gustó y empecé a meter mano en ese tema. Justo se dio la coincidencia de que en mi universidad, la UTFSM había un profesor con doctorado en hidráulica marítima, quien terminó siendo mi profesor guía, Patricio Catalán.

Un día le pregunté si tenía un tema de memoria interesante, con respecto al área, y ahí me di cuenta de que no sólo había que aprender las cosas que estaban en los libros sino que también hay que leer papers.  Porque los papers siempre van más avanzado, un paso más allá de donde van los libros. Esas fueron las puertas para la investigación.

El magister vino naturalmente después, seguir con la investigación, era un grado académico más.  A  mí ni se me pasó por la cabeza que existiera ese camino, no lo conocía.  Antes de terminarlo fui a una pasantía de  investigación, a la Universidad de Notre Dame, y ahí me di cuenta de que uno podía seguir y hacer carera en investigación. Igual después del magister, trabajé cuatro meses en Esval, y ocho meses en CETAQUA, centro de investigación que partió recién el año pasado.

Pero tuve que renunciar a CETAQUA para poder hacer el doctorado. Uno puede hacer un doctorado en Estados Unidos, uno puede dedicarse la industria, o elegir la docencia, la industria, la investigación, e incluso emprender. Así que me di cuenta de que no era un camino tan angosto, sino que  uno podía seguir una carrera investigando. Quizás no tanto en Chile, pero sí otros lados. Eso me motivó para continuar con estudios de doctorado, estoy recién en el primer año, así que tampoco sé que viene en el futuro.

¿Cuáles son tus prospecciones a futuro? ¿Piensas volver a Chile?

Me encantaría poder volver a Chile, si están las oportunidades. Sería el ideal poder volver al país junto con mi esposa, donde están nuestras familias, nuestros amigos. Y poder devolverle la mano al país,  que necesita mucha ayuda en términos de investigación, y de docencia

Han llegado muchos investigadores en los últimos 15 años al país, contribuyendo al área de ingeniería costera. Hace poco se desarrolló el proyecto de alerta temprana para los tiempos de riesgo de tsunami, que antes no existían. La ONEMI toma decisiones en base a simulaciones que están respaldadas, validadas por la ciencia. Eso, creo, es una ganancia para todo el país. Todavía queda mucho por hacer pero la diferencia con hace 15 años es increíble.

En docencia creo que también puedo aportar un poco, porque siento que la forma en que se hacen clases en Chile, la forma de los programas de estudio, son los mismos de hace 20 años. No es necesario estudiar seis años para ser ingeniero civil, en Estados Unidos se logran aprender las mismas competencias en cuatro años. Si bien la forma en que los profesores enseñan es similar, el contenido que queda retenido en los estudiantes… no el mismo.

Al menos aquí, en Notre Dame,  en las asignaturas se realizan tareas difíciles constantemente, todas las semanas. Tareas que requieren harto trabajo, constante durante todo el semestre, y eso permite que uno incorpore los conceptos, la materia en el cerebro, para que en el futuro no sea tan fácil de olvidar.

En Chile, la forma de evaluar es mediante pruebas. Mientras la prueba es más difícil, el curso es mejor. Como la prueba es difícil, hay que estudiar harto, entonces es una buena clase. Y a veces el profesor de las pruebas más cabronas tiene un mejor reconocimiento dentro los alumnos. Yo creo que esa no es la forma ideal, tiene que haber un trabajo constante durante el semestre, no solo tres veces en el semestre. Si se tuviera al estudiante constantemente trabajando, digamos, con unas 10 tareas y un par de proyectos durante el semestre, no se le olvidaría la materia al estudiante al cabo de un año, que es lo que pasa. A mí me pasó con muchos cursos.

Además, considero que hay un montón de cursos que no sirven, tuve cursos de electromagnetismo, de mecánica cuántica dentro de mi malla curricular obligatoria. Me parece un malgasto de recursos del punto de vista del ingeniero integral, considerando que las carreras en Chile no son baratas. Tiene que ser una opción personal, decidir cómo yo voy a ser una estudiante integral, o no serlo, pero no una imposición por parte la Universidad.

Joaquín, volviendo a temas más personales, quería preguntarte por el premio SOCHID con el que fuiste galardonado en el Congreso recién pasado…

Sí, quedé súper sorprendido, porque el premio se da cada dos años, y hay un montón de personas que se titulan de ingeniero civil en el área hidráulica en Chile. Me parecía súper poco probable ganarse el premio. Pero he trabajado duro todo este tiempo para poder salir adelante con la investigación, así me convencí un poco de ser merecedor de este premio (risas). Y me siento orgulloso de que se reconozca en realidad lo que uno hace. Pero este premio también habla bien de mi casa de estudios, como la buena escuela de ingeniería que es.

Joaquín, sé que llevas poco tiempo en Indiana, ¿pero cómo ha sido el proceso de adaptación a otra cultura?

Una de las cosas que más extraño es el mar, estaba acostumbrado a vivir en Valparaíso y aquí la ciudad es plana, miro al horizonte y lo único que hay es campo. La  forma de ser de los estadounidenses es diferente, son súper acogedores pero distantes. Los saludos entre un hombre y una mujer son de la mano, eso me chocó mucho, no me acostumbraba. Y cuando la gente se va del laboratorio o la oficina no se despide, eso que es normal aquí en Estados Unidos me causa todavía un choque cultural grande. También se extraña la comida, comerse una rica carbonada, comerse unas sopaipillas cuando llueve. Las paltas, la marraqueta, eso aquí no existe y se extraña.

¿Qué haces en tus tiempos libres?

Aquí  en Indiana no se puede surfear, que es lo que más me gusta hacer en mis tiempos libres. Comparto con mi esposa, y tocamos guitarra: me hubiese gustado haber sido músico en su momento, mi papá es músico. Pero se me hacía mucho más fácil la matemática que la música.

Diciembre 2017.

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