Jorge Bravo: defensor de las centrales hidroeléctricas y del desarrollo hidráulico nacional

Al analizar el futuro de la energía hidroeléctrica, nos encontramos con un debate nacional en donde se contrapone la sustentabilidad y el progreso. Sin embargo, es necesario también conocer el punto de vista técnico e hidráulico de las obras, aspecto al que Jorge Bravo Soissa ha dedicado su vida a través de su trabajo en Endesa y la docencia universitaria. Una mirada crítica, en donde los hechos se constatan científicamente y no por opiniones populares (“medias verdades», como afirma), y una defensa del desarrollo de la energía hidroeléctrica chilena es lo que nos ofrece Jorge Bravo en esta entrevista.


 

¿En qué momento nació en usted el interés por la ingeniería hidráulica?

Empezó desde niño, mi padre era ingeniero y quería que yo también lo  fuera. De hecho, en el colegio yo era bien parejito, pero mi padre me llevaba hacia la ingeniería todo el rato. A la hidráulica llegué por el trabajo en la Endesa. Mi inicio profesional fue en  el área de proyectos hidráulicos. Allí tuve la suerte de participar en proyectos grandes. Yo veía que la Endesa estaba haciendo las centrales hidráulicas más grandes, las presas más grandes, las obras hidráulicas más grandes, y uno cuando es joven le gusta meter la nariz donde ve que hay cosas complicadas. Son pocos los ingenieros que quieren ser poquita cosa, casi todos sienten un bastón de Mariscal en su mochila, es una cuestión increíble. Si tú empiezas a interrogar a los alumnos, todos quieren mostrar su bastón a la más temprana edad: bueno, yo  tuve la suerte de entrar a la Endesa en su mejor momento, cuando era el motor del desarrollo energético de Chile.

Volviendo a la Endesa, usted justo estuvo en una época en que se dieron los grandes pasos, las grandes obras hidroeléctricas para el desarrollo del país, ¿qué siente ante eso?

Fue una suerte como te digo, porque en ese tiempo el paradigma era otro: Las centrales chiquititas y los derechos de aguas asociados a ellas los íbamos postergando para hacer las grandes centrales. Es un poco contrario a lo que está pasando ahora: hay que hacer chiquitito para que no moleste mucho en la parte ambiental, para que no moleste mucho la inversión ni tampoco al plazo. Entonces poco plazo, poca obra. Poca obra, poca plata. Resulta que esa es la tesis nueva: tener inversiones menores que renten más rápido, darle velocidad al capital. En esa época cuando estábamos haciendo las grandes centrales era todo lo contrario, dejábamos que la hojarasca la hicieran otros, y la Endesa hacía las obras grandes, incluso la planificación eléctrica completa del país.

Comenzamos entonces una conversación sobre el proyecto hidroeléctrico de HidroAysén, que estuvo en la polémica nacional hace pocos años debido a los impactos nacionales que implicaban su construcción y transmisión de energía dada su envergadura. Jorge Bravo vivió el proceso desde la otra cara de la moneda, es decir, fue parte de los científicos e ingenieros que diseñaron e impulsaron el proyecto para suplir el déficit en la matriz energética chilena, como comenta:

Yo era jefe del proyecto Baker, teníamos la central “Baker 1”, “Baker 2”, y una central chica “Del Salto”, que era el motor de partida para dar energía a las construcción de esas grandes centrales. Sólo con decirte que el campamento que iba tener la central “Baker 1”  era para  más de 2000 personas, que es lo que tenía el pueblo de Cochrane: íbamos a hacer un segundo Cochrane, de un solo viaje. Multiplicar por dos los habitantes, los almacenes, toda a la infraestructura nueva, escuelas, hasta un hospital.

No quiero que en esta entrevista aparezca una cuestión negativa, pero yo creo que HidroAysén hay que hacerlo igual, posiblemente no todavía, hasta que no nos pongamos de acuerdo en los parámetros ambientales, que es primordial. Y yo lo que siempre les digo a los alumnos, es que la parte fundamental del estudio ambiental es la hidráulica: siempre el análisis ambiental ha  emergido desde el área de la ingeniería hidráulica. La ingeniería civil ambiental no sale de la ingeniería de estructuras, no sale de geotecnia, es una cuestión de ingeniería hidráulica, aunque ahora se está tratando de abrir cancha por sí sola. Resulta que aquí en Chile a los hidráulicos, los otros ambientalistas le dan con el mocho del hacha. Eso tenemos que mejorarlo. En nuestra universidad [de los Andes] está pronta a lanzarse la carrera de Ingeniería Civil Ambiental, y sin duda ello va a contribuir a una mejor y  más acabada conversación, basada en la ciencia para tratar los temas de la cuestión ambiental.  Doy  fe que  siempre los hidráulicos hemos tenido interés  y cuidado con la cuestión ambiental,  porque la consideramos de nuestro ámbito y  muy importante, de eso no cabe ninguna duda.

 ¿Antes había una legislación ambiental como tal?

Sí, antes también había una preocupación por la cuestión ambiental, no era al lote, pero estaba claro que le dábamos prioridad al desarrollo energético. Era una visión más integral y se estaba haciendo todo. Si había que pasar una línea por un campo, el dueño del campo decía “En verdad, ¡qué diablo! ¿No le pasa nada a lo que está abajo en la línea? ¿No? Ya, entonces, ¡que pase!” y se le pagaba un pequeño monto fijado por una comisión de expertos. Hoy en día es tan importante el dinero…  no quiero decir que antes no lo era, pero habían asuntos primordiales que se consideraban más importantes, como era el desarrollo energético de Chile. Hoy para pasar una línea hay que hacer una cantidad de diligencias e incluso judiciales y con un costo mucho más elevado para el proyecto de lo que era antes.

¿Esa fue la limitante al proyecto de HidroAysén?

Fueron las líneas de transmisión. Claro, porque el proyecto de la central Baker 1 llegó a estar aprobado ambientalmente. Sin embargo no se pudo construir porque no estaba aprobada la línea y después salió una idea de la carretera eléctrica, que desde el punto de vista de los dueños de la empresa era lo ideal, porque así se pagaba un peaje y no se hacia la inversión en la línea. Pero todo eso se fue alargando y  se paró el proyecto.

La gente está desencantada con las obras hidráulicas, o piensa más en el daño que hacen en lugar del aporte energético: ¿cómo conciliar a la gente con estos procedimientos, que no son tan destructivos cuando van fundamentados en la ciencia y la legislación ambiental?

Tienes razón, la gente está desencantada con los proyectos hidráulicos, se tragó la consigna de que los proyectos hidráulicos son malos, pero esa consigna es tendenciosa y falaz, y confío que la verdad se terminará por imponer. Diría que la propaganda tendenciosa se va a  agotar, y llegará el momento que se vuelva a valorar la energía limpia hidráulica y con agua chilena. En mi opinión hay que defender la energía hidráulica, limpia y con combustible de agua chilena. Vale decir, que Chile no tiene una gran cantidad de energía hidráulica, pero nos queda mucho por desarrollar, nos frenamos antes de terminar los grandes proyectos, como Aysén… son más de 2700 MW que quedaron esperando. Yo creo que la verdad es que se está postergando la cosa, hasta que llegue el momento en que el desarrollo de Chile lo obligue.

Son innegables las manifestaciones populares que se han realizado en contra de estas obras, pero puntualmente, quisiera preguntarle por algunos reparos que siempre se hacen al proyecto: primero sobre el concepto de que la necesidad energética es por la minería y no por la población, y segundo, sobre el daño irreparable que se hace a los ríos al cambiar el régimen o el trazado inicial que tienen.

Son como medias verdades, digamos (risas). Y las medias verdades son mentiras: no alcanzan a ser verdad. Tengo el caso de la central en Neltume, en el Río Fuy: se estaban captando opiniones sobre el tipo de afectación que podría tener el disminuir una cantidad de agua en el río y pasó que justo un muchacho estaba haciendo rafting perfectamente en el río. Estábamos en un momento de muy poca agua y le preguntamos “¿Cómo te fue? –  Regio –  ¿Y pudiste navegar? –  Sí – ¿No hubo inconvenientes? –  No – ¿Entonces tú podrías firmar este documento, donde dice que navegaste bien en el día tanto, con el caudal tanto? –  ¿Y por qué quieren que firme eso? –  Es para tener información de uno de los usuarios –  No, no, la central por ningún motivo, porque hace mal al río –  Pero si lo va a dejar igual que como está, si ahora está con un caudal chico”. No quiso firmar, diciendo que no quería aparecer como adherente al desarrollo de las centrales hidráulicas, eso era apoyar a las empresas eléctricas, y a las mineras.

Así es como se bloquean las iniciativas, por aspectos mal concebidos de información errónea y tergiversada. Recuerdo haber visto un afiche con las Torres del Paine con una línea eléctrica por delante (Patagonia Sin Represas) y resulta que la central está más de 150 kms al norte, de las Torres. Ellas no tienen nada que ver con el proyecto – No, pero la propaganda tenía más relación con mantener prístinos los lugares chilenos, porque había uno de Isla de Pascua – Entonces tú dices, “hay que mantener prístinos los lugares”, pero pongo la línea de tensión con las Torres del Paine de fondo: o sea, la idea de no contaminar esta buena, la ejecución del afiche está malo y el mensaje es mentiroso. Están pasando muchas cosas en este país en que la idea es buena, la ejecución es más o menos o mala y el resultado es terrible. Como que en lugar de avanzar se retrocede y en lugar de retroceder se sigue entrando más en el error  para tratar de arreglarlo.

«Lo que queremos los hidráulicos es que se haga ciencia ambiental: (…) decir que no a eso, sin pensar, sin razonar, sin calificar el no, eso encuentro que no tiene sentido. Va en contra del desarrollo, de lo que debe ser la ingeniería».

Desde su punto de vista, ¿el mayor impacto de estas obras viene por la componente hidráulica o la eléctrica?

Como en todas las cosas: hay de todo. No me cabe duda que si tú no haces nada, el río sigue como está, no hay nada más. No hay desarrollo. En esos ríos del sur el agua se va al mar al tiro,  en 150 kms ya estamos en el fiordo y es un derroche espectacular en un país que es pobre y que tiene muy pocos recursos. Si lo único que tenemos en abundancia son las minas. El río más grande de Chile, el Baker, tiene 642 m3/s de caudal medio en Baker 1 y unos 1000 m3/s  en la zona de Baker 2 y  es muy parejito. En Baker 1 se criticó su embalse ¡No a la regulación! Porque hace mal. ¿Pero qué regulación va a hacer el Baker 1 si tiene aguas arriba el lago Cochrane y más arriba el lago General Carrera, que es el segundo más grande de América del Sur? ¿Qué regulación va a hacer la central con un laguito de apenas 710  hectáreas? ¡Tenemos un gasto muy parejo con factor de planta 0.76, hidráulico! Sin gastar ni un litro de petróleo y con una continuidad espectacular.

Y lo otro que no se ha dicho y que nosotros los hidráulicos deberíamos haberlo dicho con más fuerza… creo que yo lo dije una vez en una charla que dimos sobre el proyecto. La hoya hidrográfica del proyecto Aysén es del tipo glacionival. Entonces, ¿qué pasa?, en verano el derretimiento provoca los caudales mayores, en cambio, acá en el centro los caudales mayores están en invierno. Toda la gente habla con mucho engolosinamiento en las palabras “Hay que diversificar la matriz energética de Chile” y la estábamos diversificando con agua chilena…  y ellos en contra. Una cosa es lo que se dice y otra es la que se hace: hay poca consistencia técnica. Y los técnicos no alegamos. Y el que sale a la calle y grita más fuerte es el que gana. Los políticos le tienen miedo, pánico al griterío.

Te digo que hay un abultamiento, una exageración de los potenciales problemas ambientales que puede tener una Central. Lo que queremos los hidráulicos es que se haga ciencia ambiental: que se califiquen los ríos, que se determinen los caudales ecológicos, las escorrentías mínimas, ¿cómo vamos a estar en contra de eso los hidráulicos? Sería como automutilarse, evidentemente. Pero decir que no, sin pensar, sin razonar, sin calificar el no, eso encuentro que no tiene sentido. Va en contra del desarrollo, de lo que debe ser la ingeniería. No cabe duda de que la ingeniería hidráulica tiene que ponerse los pantalones. Nosotros hicimos bastante en nuestra generación. Ahora les toca a ustedes, tienen que respetar la parte ambiental sin duda, y hay que trasvasar agua hacia el norte de todas maneras.

Incluso hay unas ideas que he visto ahora último que se están poniendo de moda: captar agua y llevarla por tuberías bajo el mar y sacarlas más al norte y de esa forma tú aprovechas los últimos caudales antes de botarlos la mar. Allá se pueden guardar en embalses de orilla para no tener que desalinizar: creo que puede nacer  una serie de proyectos interesantes y por lo demás esas ideas no son nuevas, en EE.UU. han tratado de traer agua desde la frontera con Canadá hasta California, ¡miles de kilómetros de conducción! Nosotros podríamos hacer simplemente cientos de kilómetros y así regar todas esas planicies costeras: proyectos como este, espero que algún día fructifiquen en Chile.

Usted publicó en SOCHID muchos trabajos sobre obras civiles. De una simple observación es evidente que antes habían muchos trabajos de Endesa, relacionados a trabajos e investigación de tópicos avanzados en el diseño de las obras, pero ahora no hay nada, es decir, hay una menor cantidad de publicaciones ¿Se dejó atrás eso?

No es que se hayan pasado de moda los proyectos de obras hidráulicas, al contrario, ahora también hay muchos, pero más chicos y dispersos en varias empresas. En la época que tú mencionas había una concentración de proyectos en la Endesa y simplemente recibías una orden de tu jefe: publica lo que estás trabajando ahora. “¿Pero cómo, si estamos llenos de pega?” y te intentabas correr. Mal que mal a nadie le gusta mostrarse así en público y sin una experiencia anterior, los que tienen autocrítica grande se encuentran solos las cosas malas: necesitan de una ayuda para que se atrevan. La mejor ayuda era decirles tienes que hacerlo, y punto. Entonces no te queda otra que hacerlo. Es como que te asignaran un tema de memoria, así era antes. Por otra parte hoy los proyectos de centrales son más chicos y se hacen con el máximo de restricción de recursos. Tú no puedes estar gastando tiempo en estudios para congresos, lo tomarías del tiempo asignado a tu descanso. Por ejemplo, a nosotros las becas que nos daban eran con sueldo pagado.

 Ahora las centrales grandes ya no se dan, las mismas autoridades no tienen ganas de impulsar esas centrales, ¿qué sentido tiene echarse al público o a un político en contra? Otra de estas frases para el bronce “Las centrales chicas no contaminan”. Claro, con una central de 20 MW, uno tiene una bocatomita, un canalito y saca una línea chiquitita: pero 20 centrales de 20MW, contaminan más que una de 400MW… ¿Están en contra de las centrales? No, están en contra de las grandes centrales.

En Perú y Colombia fueron los últimos proyectos en que trabajé antes de salir de la Endesa. Perú tiene gas y petróleo, lo que privilegia a las térmicas, entonces a las centrales hidráulicas, que requieren más plazo y capital, se les complica su  oportunidad, incluso si las comparas económicamente, en general no ganan, pero, ¿qué hace el estado peruano? Bonificar la evaluación de las centrales hidráulicas, porque están claros de que esas centrales sí que no contaminan y serán la reserva limpia del futuro. Quizás nosotros lleguemos a eso algún día, creo que ya se está dando la vuelta. Eso de todos contra la hidráulica ya no es tan así. Creo yo, por lo que he visto en prensa reciente  que ya  se está empezando a morigerar el ataque. Y como decía antes, queda mucho por hacer, así que los muchachos que están estudiando hidráulica deben estar tranquilos, porque tienen un amplio campo de trabajo. Y además, como la mayoría de las críticas han sido  distorsionadas, tendrán la suerte de imponer la verdad científica que será la impronta ambiental de los proyectos hidráulicos del mañana.

«Bonificar la evaluación de las centrales hidráulicas, porque están claros de que esas centrales sí que no contaminan y serán la reserva limpia del futuro. Quizás nosotros lleguemos a eso algún día, creo que ya se está dando la vuelta.»

¿Cuál ha sido su legado?

No he pensado en eso (risas) Yo les digo a los alumnos que la hidráulica sola no está completa si no se rodea de geología, mecánica de suelos, economía y análisis social de la injerencia de los proyectos, etc…. La hidráulica para que sea grande tiene que tener un complemento de especialidades: los proyectos hidráulicos no son hidráulicos solos. Son multidisciplinarios. Los hidráulicos tenemos la obligación de ser buenos amigos con los geólogos y en Chile la Geología es terriblemente interesante. Digo terriblemente porque tiene consecuencias: el que se equivoca se mete en un volcán, o se le sale el agua por un paleovalle, y en vez de generar un vaso estanco genera un canasto (risas). Por eso es fundamental, el apoyo geológico.

He sido optimista: creo que la hidráulica en Chile es fundamentalmente necesaria, ne-ce-sa-ria. Creo que algo pasó, que hubo una crítica nefasta y muy eficaz, parece que en Chile el chaqueteo es algo innato y cuando estábamos desarrollando algo hidráulico trascendental, no nos dejaron terminar, y con éxito lo interrumpieron. Pero es una interrupción, porque tengo el optimismo, ahora es el momento: cuando ustedes sean grandes será el momento en que se necesiten los grandes proyectos hidráulicos, perdimos mucho vuelo, lo que es una lástima, pero la juventud tiene esa ventaja, que empuja fuerte. Tienen que acordarse de aquellos que intentamos mantener la llama prendida a pesar de las adversidades: creo que los diseños hidráulicos se necesitan en Chile y además la hidráulica es una ciencia natural, es física,  es parte de la naturaleza y por lo tanto es buena.

¿Cómo se gestó y se ha desarrollado su relación con la docencia?

Me gusta explicar lo que me gusta y exponer lo que me parece interesante y he tenido la suerte de haber trabajado con ingenieros muy buenos que estaban en la docencia. Además he tenido el apoyo de muy buenos amigos ingenieros,  y también muchos alumnos han sido agradecidos, eso te da una satisfacción muy grande. Uno se llena de gratitud, lo mejor es ser agradecido, creo que he sido y debo seguir siéndolo.– ¿y hasta cuando pretende continuar? – no sé (risas).

¿Usted fue presidente de la SOCHID, cómo llegó a ese cargo? ¿Vox Populi?

Sí (ríe). Nunca me postulaba o estaba “empujando para entrar”, como se dice. Al principio me ofrecieron ser el  secretario de la SOCHID y estuve así varios años. Un día me dijeron ¿quieres ser director? Bueno, y después, análogamente, fui presidente de la SOCHID.

¿Antes de terminar la entrevista, algún mensaje que quiera dejar como el principal?

Yo creo que el mensaje de lo que hemos conversado es: que los muchachos no le aflojen a la hidráulica, que a Chile le falta desarrollo hidráulico todavía, que en estos momentos se  está en una época de reconversión de la hidráulica. Hay que poner gente nueva  con esperanza y con pasión, porque la hidráulica tiene de todo. Por ejemplo yo le he dicho a mis alumnos, que gracias a la hidráulica he aprendido a considerar a la gente haciendo un símil con un río: cuando se nace, se parte chiquitito en la alta cordillera. Después la vida te empieza a traer a cuando eres grande, empieza el caudal a aumentar, pero como hay pendiente, salta, espuma, brincos, resaltitos: la niñez. Entonces cuando ya estas a una media altura, son resaltos más grandes: la juventud, y ya hay más agua, más caudal, o sea que un chancacazo es más importante. Después viene ya la adultez cuando el río está formado, cuando tiene ya su cauce, va rápido todavía, porque todavía le faltan otros afluentes que son los amigos, qué se yo, y cuando se llega a la parte plana ya no aumenta la velocidad, empieza a levantar la cota: esa es la única manera de ganar Bernoulli, levantas la cota pero pierdes velocidad. O sea, el V2 no corre, solamente H. Y se llega al mar, que como decía el poeta Manrique “que es el morir;/ (…) allí los ríos caudales,/ allí los otros medianos/ y más chicos, /allegados, son iguales los que trabajan por sus manos y los ricos (…)”.

 

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